Simposio sobre la Trilogía Jesús de Nazaret
Mons. Adoukonou, Organizador del Simposio
Llevamos la obra de Ratzinger a las Iglesias de periferia
Se desarrolla del 16 al 21 de septiembre en Cotonú, Benín (oeste de África) un Simposio Internacional para teólogos africanos de varias Universidades católicas, Academias y el Schülerkreis Joseph Ratzinger-Benecticto XVI (Asociación de sus discípulos), teniendo como punto de referencia un acercamiento partoral y pedagógico de la trilogía Jesús de Nazaret de Joseph Ratzinger (Jesús de Nazaret; Jesús de Nazaret: Desde la entrada a Jesrusalén hasta la Resurreción;, La infancia de Jesús).
El organizador es Mons. Barthèlemy Adoukonou, secreatrio del Consejo Pontificio de la Cultura.
You can read his opening address in French to the Conference here.
The following preparatory interview was carried out by Luca Caruso.
Excelencia, Usted está entre los últimos alumnos del profesor Ratzinger. ¿Cuáles eran sus principales actitudes como docente? ¿Qué recuerdos conserva de aquellos años?
Desde seminarista en la Universidad Urbaniana, yo era un asiduo lector de Ratzinger y de Rahner, y en la eventualidad de un Doctorado en Teología, habría deseado conseguirla con uno de los dos. Seis años después, cuando llegué a Alemania, Rahner era ya profesor emérito y le escribí al Profesor Ratzinger quien me aceptó de inmediato. Fui con él, frecuenté sus clases, y las aulas estaban siempre llenas. Era un maestro muy brillante, tan brillante que cada uno, con sólo escucharlo, se sentía inteligente. Al leer su tesis doctoral en Teología, escrita a la edad de 24 años, uno se pregunta cómo se pueden conocer tantas cosas y con tal precisión como él. Al mismo tiempo, era muy humilde. Advertíamos que se ponía detrás para presentar a otra persona; era verdaderamente un teólogo al servicio de la Revelación y de Dios en Jesús de Nazaret. Cuando se desarrollaban los encuentros con los doctorandos, invitaba a algún maestro que no pertenecía a su escuela. Era un teólogo muy abierto, humilde, brillante, que ponía al centro la fe; a eso debe dedicarse la teología.
¿Por qué organizar un simposio sobre “Jesús de Nazaret” en Benín?
Para dar a las personas la posibilidad de un encuentro con un gran maestro de Teología, pero también con un pastor de su nivel, obispo, después Papa y hoy Papa emérito. Vale la pena su último libro de teología, pues es el vértice de su teología.
¿A quién está dirigido el Simposio y qué objetivos tiene?
Pretendemos encontrarnos no sólo con universitarios, los Seminarios Mayores, las Facultades de Teología, varios Institutos, sino también con la gente de cultura normal, todos aquellos que tienen ganas de un encuentro con Cristo, que están viviendo el Año de la Fe, en el ámbito de las celebraciones del 50° Aniversario del Concilio Vaticano II. Vamos ahí no solamente para los doctos, sino además para los pastores y para todos aquellos que buscan hoy a Cristo. Pienso que vamos a Cotonú para hacer una meditación intercultural sobre el mensaje y la figura de Jesús de Nazaret. Y creo que Ratzinger –teólogo europeo que pudo trabajar la inculturación de la fe en la cultura moderna, mientras en Europa se registra un divorcio entre cultura y fe– nos ofrece un ejemplo para hacer inculturación, que es el objetivo de las Iglesias no europeas, a fin de servir de vehículo al mensaje y la persona de Jesús en sus culturas. Ratzinger ha estructurado durante 50 años un inmenso trabajo: es un bien común para todos nosotros, una teología muy fecunda para la vida espiritual. Ratzinger será siempre muy amado por nosotros. Un teólogo, un Papa… ¡para mí es un santo!
¿Qué valor asume, según su opinión, la trilogía sobre Jesús en la totalidad de la producción de Ratzinger?
Me parece que esta trilogía es importante y bella. El Cardenal Martini había soñado con escribir una síntesis sobre Jesús de Nazaret, pero estaba muy feliz de que este libro fuera ya escrito por Ratzinger, deseando a todos que sintieran el mismo gozo que él sintió.
Para nosotros será muy importante la cuestión hermenéutica: usaremos el método histórico-crítico, pero Ratzinger, para completarlo, utilizó también el método canónico, abierto a la Tradición. Para el Vaticano II, la Escritura debe convertirse en el alma de toda la Teología. Ratzinger aplica claramente una metodología que pone siempre en relación el contenido de la fe y la vida, y esto tiene un peso incalculable. En África tenemos mucha necesidad de esta ratio formationis que debería ser inspiración a fondo e inculturada, contextualizada. Con Ratzinger no tenemos sólo los principios, los métodos: él lo ha puesto en práctica, obteniendo un fruto consistente del cual todos queremos nutrirnos. Creo que vale la pena inspirarnos en esto para crear nuestra ratio formationis para los Seminarios, las Universidades y también para la pastoral concreta; será de inmensa utilidad.
¿Cuáles serán los temas substanciales que animarán la reflexión del Simposio?
El Simposio se desarrollará en dos tiempos: por tres días la lectura de la trilogía, en la cual se esperan cerca de cuarenta participantes; los otros tres días un Simposio de Teología sobre varios argumentos, en este evento superaremos las cien personas provenientes no sólo de Benín.
Entre los argumentos que profundizaremos: la cuestión hermenéutica, la oración de Jesús y la cristología de Ratzinger, su espiritualidad cristocéntrica, su eclesiología, que lo hace tan cercano a los africanos. La Iglesia africana ha entrado en el campo teológico a través de la eclesiología, pues en el primer Sínodo de África se hizo la elección de edificarse y de ayudar a la Iglesia entera a edificarse como familia de Dios. Esta familia de Dios supone el cuerpo fraterno de Cristo, el que nació en la Resurrección. Este cuerpo es el lugar donde se ha manifestado, en mi opinión, la típica eclesiología ratzingeriana: sustitución y comunión. Jesús es descendiente de Abraham, con quien Dios ha fijado la alianza (Gen 22). Dios ha donado un hijo, un descendiente, que es Cristo: es la única alianza que hace la síntesis de todas las demás alianzas, y en Jesús está verdaderamente la sustitución del hijo de Dios, su unigénito, al hijo de Abraham, Isaac. Es Él quien aceptará extender la humanidad y redimirla. Pienso que la eclesiología de Ratzinger sea muy importante, pues con el concepto de familia, de cuerpo de Cristo, estamos muy cercanos a Él.
Nos ocuparemos, además, de teología y política, a partir de su discurso en el Bundestag (Parlamento federal) de Berlín; de teología y economía, es decir, lo que constituye el centro de la Caritas in Veritate, la gratuidad: ¿cómo se puede llevar a cabo una economía fundada en la gratuidad? También hablaremos de la teología de la pastoral.
¿Benedicto XVI ha sido informado de esta importante iniciativa sobre su trilogía?
Sí, fui con él, lo sabe, está muy contento. Ya había sido informado por el presidente del Schülerkreis, el Padre Stephan Horn, y ha querido encontrarse conmigo. Le presenté el proyecto. En Benín y en toda África es muy conocido, al haber ofrecido al episcopado del Continente el Africaemunus, y después por su famoso discurso en el palacio presidencial de Benín, que hizo reflexionar mucho sobre la política. Benín es además la patria de su amigo el cardenal Gantin. Él es muy amado. Habló de la Iglesia en África como un pulmón de la humanidad. Estamos honrados de esta, su profecía, acerca de África como la esperanza para la Iglesia. Estaremos muy contentos de acoger su mensaje, de gran claridad y belleza, sobre todo para formar a los formadores. Hoy faltamos formadores que habiten en Dios. Ratzinger habita en Dios: no habla teóricamente, vive lo que dice. Ratzinger es único. Y no se puede leer esta trilogía sin mirar el ligamen con las encíclicas del papado.
La primera es sobre el contenido de la fe, Dios es amor, Deus caritas est, en ella ha presentado el amor en modo fascinante, en tan pocas páginas; la segunda, Spe Salvi, sobre la esperanza con la cual se une la tercera, Caritas in Veritate, donde hace de la gratuidad el centro de la economía: cuanto estamos en crisis a causa de la especulación financiera, él tiene la audacia de proponer la gratuidad como concepto central. Y al final preparó, pero no publicó la Lumen fidei, que retomó el Papa Francisco. Por tanto, pasó el tiempo enseñando; ha sido profesor, pastor, prefecto de la Doctrina, siempre enseñando, y como Papa ha escrito estas encíclicas… Esta trilogía ha presentado a Jesús como el nuevo Moisés, siempre en contemplación del Padre, que entra en su mirada para mirar el mundo; la mirada de Jesús es la mirada del Padre y la fe se convierte participación de aquella mirada de Dios para ver el mundo de ese modo.
¿Cuál herencia teológica y de pensamiento deja Joseph Ratzinger-Benedicto XVI a la Iglesia y al mundo?
Cinco minutos después del anuncio de la renuncia al Pontificado, entré en un gozo increíble, pues pensé que mientras todos buscan el poder, él lo dejó para esconderse en Dios en la oración, para hacer crecer la Iglesia. Una semana después, una amiga mía filósofa me escribió que esto es lo que se llama la “santidad de la inteligencia”. Este año me ha parecido su última lección magistral y también magisterial. Como dijo Santo Tomás, el impulso de la fe termina en Dios. Esta, para mí, es una lección teológica suprema, de altísimo nivel. Es un verdadero hombre de ciencia, tiene una inteligencia que está totalmente dedicada a Dios, que quiere conocer a Dios y ayudar al mundo a conocer a Dios, a saberse amado por Dios.
¿Hay en programa otras iniciativas para divulgar las obras y el pensamiento de Joseph Ratzinger?
¡Quisiera compartirlo con toda África! Después de este encuentro en Cotonú, en lengua francesa, en marzo se tendrá otro en Morogoro, Tanzania (costa este de África) en lengua inglesa. Pienso que todas las Iglesias deberían hacerlo. ¿En el Año de la Fe cómo podemos nutrirnos de algo sustancial?
Una obra del Schülerkreis es la naciente Academia Misionera Itinerante Joseph Ratzinger-Benedicto XVI que intenta proponer a las Iglesias “de periferia” la obra de Ratzinger. Pienso que vale la pena dar a conocer la relación fe-razón y la metodología propuesta por él, pues son decisivas para toda la Iglesia. Tenemos la oportunidad de hacer crecer la teología de Ratzinger. Nutrimos este sueño. Las Universidades europeas están secularizadas, hoy la monocultura atea, secularista, impone una silenciosa violencia a todos… No podemos reducir la teología a las ciencias humanas: el método histórico-crítico no basta, se necesita la integración con el método canónico, que permite leer toda la Biblia como centrada en el evento de Dios que se ha hecho hombre en Jesús por amor a todos los hombres. Ratzinger lo hizo con tanta claridad. Debemos, entonces, ingeniárnosla para llevar más allá lo que tenemos de más precioso aquí. Esto lo tengo muy en el corazón. Una religiosa me comentaba que Karl Rahner la guió para hacer su tesis con Ratzinger, defendiéndolo como “el más grande teólogo alemán”. ¡Es verdad! Si un teólogo no me lleva a amar a Jesús, si no hay amistad entre Él y yo, todo se vuelve inútil.
Entrevista a cargo de Luca Caruso.