Editorial
No es la primera vez que la Iglesia se pregunta sobre la presencia y las expectativas de las mujeres. Pero es la vez primera que, durante cuatro días, un foro autorizado se coloca en la perspectiva que la mirada femenina tiene sobre el mundo, poniéndose a la escucha de la voz viva de algunas testigos.
Las intervenciones de este número retoman los contenidos de la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura, que se realizó en Roma del 4 al 7 de febrero de este año y fue dedicada a “Las culturas femeninas: igualdad y diferencia”. En todas las latitudes esta presencia especial – frecuentemente olvidada y casi invisible – ha nutrido y enriquecido constantemente a las comunidades humanas. Las mujeres, en el mundo actual, piden superar la condición de asimetría respecto al potente mundo masculino. Aspiran a la igualdad, al gozo de los mismos derechos que los hombres y a las mismas oportunidades en todos los ámbitos de la vida social. Quieren ser tomadas en serio y gastar los propios talentos en cualquier lugar en que se les solicite compromiso, servicio y autoridad.
A partir de puntos de vista diversos, las y los autores de los artículos, reflexionan sobre esos talentos. Subrayan cómo el hombre y la mujer sean sujetos inter-dependientes, siempre en-relación. Observan una continua separación de lo femenino que tiende a confinar a las mujeres en un gueto, a veces dorado como la belleza formal, a veces oscuro como la prostitución. Recuerdan las muchas tareas realizadas en la Iglesia, en la sociedad y en las familias que se llevan a cabo todos los días, simplemente porque las mujeres están ahí presentes; recuerdan también que son muchas las voces y las instancias femeninas y que van más allá de los confines del individualismo occidental.
A través de la trama de las intervenciones, podemos observar la interpelación sobre la diferencia femenina. ¿En qué consiste? Encontraremos numerosos elementos para responder, no sólo observando el presente y la diversidad de los roles de las mujeres, sino además mirando al pasado y sus tesoros. Y, sin embargo, la temática de la diferencia sitúa una cuestión tan profunda que merece seguir respondiéndose. El argumento de la diferencia abre la más amplia interrogación sobre lo masculino y lo femenino, en el mundo actual y su potencial riqueza.